Desmitificando los antibióticos: Parte I

Los antibióticos son una familia de fármacos destinados a actuar contra organismos vivos, de ahi su nombre anti-bio. Pongamos un poco de luz a este tema tan controversial, veamos cuales son sus capacidades de acción, cuando usarlos y cuando no.

Los antibióticos son medicamentos que combaten organismos vivos, de ahí su nombre “anti-bio”. Vamos a aclarar algunos conceptos clave sobre su uso y cuándo son realmente necesarios.

Para entender cómo funcionan, primero necesitamos hablar sobre las bacterias. Si comparamos el tamaño de una célula humana con el de una habitación, una bacteria sería como una persona dentro de esa habitación, mientras que un virus sería como una pelota de golf.

Una comparacion del tamaño de una bacteria (abajo) contra el tamaño de un globulo rojo, a la izquierda.

Una bacteria tiene todo lo necesario para sobrevivir: ADN, ARN, y estructuras para producir proteínas. En cambio, los virus necesitan ingresar a nuestras células para usar sus mecanismos. Cuando las bacterias entran en el cuerpo y se multiplican más rápido de lo que nuestras defensas pueden eliminar, los antibióticos se convierten en una herramienta clave.

¿Qué hacen los antibióticos?
Alteran la estructura de las bacterias para facilitar el trabajo del sistema inmunológico. No reducen el dolor, la fiebre ni alivian síntomas como la tos. Solo combaten bacterias.

¿Cuándo se deberían usar?

Hay dos formatos de indicación que usamos para prescribir o indicar antibióticos:
a) Tratamiento específico:
Mediante un cultivo de bacterias obtenidas del sitio de la infección, como garganta, orina, materia fecal o líquido cefalorraquídeo, podemos identificar la bacteria específica y su sensibilidad a diferentes antibióticos mediante un antibiograma. Esta prueba de laboratorio muestra claramente cómo mueren las bacterias al rededor de un antibiótico y permite inferir su capacidad de acción.

Antibiograma: a la izquierda un disco antibiotico con eficacia y eliminacion de colonias bacterianas a su alrededor.

b) Tratamiento empírico o basado en evidencia:
Si el diagnóstico de una infección está confirmado, y sabiendo que estadísticamente una familia específica de bacterias es responsable del 95% de los casos, y que el 80% responde al antibiótico X, se puede iniciar un tratamiento con alta probabilidad de efectividad sin esperar los resultados del cultivo.

Importancia de las dosis:
Supongamos que un antibiótico es eficaz a una concentración de “6” en sangre, pero tóxico a “10”. Nuestro cuerpo elimina el fármaco con el tiempo, por lo que es importante tomarlo regularmente para mantener el nivel entre “6” y “7”, su punto caramelo de utilidad! Si te saltás una dosis, la concentración en sangre baja y el antibiótico pierde efectividad.

Cada flecha celeste representa una nueva toma de antibiótico. Se puede ver como con las tomas se alcanza la concentración efectiva!

Tambien es muy importante entender, que el antibiótico no tiene un efecto sobre la persona sino sobre la bacteria. Cuando una infección no responde bien a un antibiótico, no es culpa del paciente, ni es resistencia de la persona, la que tiene la capacidad de burlar la acción del antibiótico es la bacteria!

Conclusión:

  • Los antibióticos solo matan bacterias.

  • No alivian el dolor ni la inflamación.

  • Deben tomarse de forma estricta para ser efectivos.

  • No funcionan contra virus.

  • La resistencia al antibiótico es de la bacteria, no del paciente.

Si entendiste estos conceptos, estás listo para profundizar en los mitos sobre los antibióticos. ¡No dudes en preguntar más!

Escríbeme a [email protected] para dudas o sugerencias. ¡Nos vemos en la próxima!